Yoga en la escuela, una práctica que crece. El Yoga es una forma divertida para que los niños y adolescentes desarrollen importantes habilidades. Son cada vez más centros educativos que apuestan al Yoga y a la Meditación para bajar el nivel de ansiedad y mejorar el clima escolar, ya se una vez por semana, en forma optativa, como un taller o bien sumado a la currícula.

Los chicos hoy en día están más sobreestimulados, cargados de información, viviendo a un ritmo acelerado que los lleva a estar dispersos y sin concentración, sienten presión en el colegio tanto a nivel social como académico y en los deportes competitivos. El estrés en los chicos se manifiesta a través de cansancio, desorientación, sobreexitación, desmotivación, entre otros.

Por eso el Yoga “es un remedio” ya que a alimenta la fuerza interior y la autoaceptación. Esta tradicional disciplina física y mental aparece como una alternativa para encontrar respuesta a las necesidades actuales que se reflejan en la Escuela porque son cada vez más necesarias herramientas como con las técnicas de relajación y concentración derivadas de la práctica del Yoga para poder ayudar a los alumnos a controlar su estrés de una manera regulada.

Entre los 6 a 11 años resulta ser el momento de la vida en que se crece más, y el Yoga es una práctica vivencial que acompaña en esta etapa evolutiva. Los niños y adolescentes aprenden a interiorizar herramientas como el dialogo, la escucha y la concentración para controlar sus emociones y resolver conflictos. Además van asumiendo responsabilidades ante las normas y las consecuencias derivadas de sus actos.

Beneficios del yoga en los niños

      • Armoniza la salud del cuerpo: desarrolla la flexibilidad y la fuerza, equilibrando las energías del cuerpo.
      • Restablece la conexión con la inteligencia a través del cuerpo.
      • Pacifica la mente, sus miedos, angustias y obsesiones.
      • Logra que la mente se concentre y evita que la dispersión que lleva a una mejor convivencia y disciplina de los participantes.
      • Genera claridad en la comprensión de los sentimientos, como punto de partida para aceptarlos o transformarlos.
      • Transforma los sentimientos y pensamientos negativos que degeneran en acciones destructivas hacia uno mismo y hacia otros.
      • Reconoce la fuerza de voluntad y el potencial escondido de cada uno.
      • Establece la confianza que ayuda en el despliegue de los dones personales.
      • Abre camino al autoconocimiento: a la aceptación tanto de los límites personales como de las virtudes.
      • Sana traumas y heridas.
      • Encaja el crecimiento emocional con el físico y el crecimiento mental con el emocional.